En 1982, el Premio Nobel de literatura, Gabriel García
Márquez, se decía contento por el triunfo del socialismo en España. Apoyó a su
amigo Felipe González, el cual, estuvo al frente del gobierno español por más
de trece años. El escritor siempre se ha considerado periodista y nunca ha
dejado de serlo.
García Márquez decía que el compromiso político del escritor y del periodista tiene que ser de
todo aquel que tenga conciencia de los problemas de su país y de este tiempo. Y
que el escritor, no necesariamente tiene que ser un experto en política. Sin
embargo, eso lo dijo hace más de treinta años, porque los escritores y los
periodistas —en aquellos años— eran los únicos que tenían una “audiencia” que
les permitía y les permite tener una influencia sobre sus lectores.
El Premio Nobel de
Literatura —como muchos—, se considera falto de vocación política, pero el ser
un líder de opinión, y ante los problemas sociales que América Latina enfrenta, sería un crimen
permanecer indiferente ante éstos.