sábado, 18 de diciembre de 2010

DIANA Y YO (capítulo 2)

      El auto circulaba por las calles anchas y arboladas de Tehuacán, mi amigo tenía la cara extenuada por el trabajo de la oficina en la mañana, porque como entrenador de fútbol le servía como relajamiento, pero pensando lo bien creo que más bien, eran dos tipos de cansancio; el físico y el mental.

     Ya  varios años atrás,  Roberto había tenido malas experiencias en el amor. Alguna vez estuvo casado, pero de un tiempo para acá había adoptado una actitud de rebeldía, todo por el infierno domestico, la rencilla diaria y la desconfianza de su ex mujer.