Juan Carlos Onetti decía: Escribo para mí. Para mi placer. Para mi vicio. Para mi dulce
condenación. En lo particular me identifico mucho con la frase del escritor
uruguayo. Cuando no tengo nada que hacer: escribo. Escribir para mí es un
deleite y un gozo. El escribir es un vicio fino como lo es también la lectura.
Y en ocasiones lo que uno escribe, nos condena.
Hace más de dos años, en OyeMéxico.com escribí una columna
donde me atreví a pronosticar quienes serían los candidatos de las elecciones
del 2012 y acerté. Y recientemente —cuando acabaron las elecciones—, un medio
de comunicación con mucho reconocimiento por su nombre como marca, me invitó a
escribir un artículo en su portal cada ocho días. Con gusto acepte. Redacté un
texto donde analizaba y pronosticaba que MORENA sería partido y que AMLO candidato
en el 2018. Lo envié por correo al editor y que me envía de regreso algo así
como:
“Enrique, no puedes
pronosticar lo que va a pasar. ¿Cómo es que escribes que López Obrador volverá
a ser candidato y MORENA será partido? Tienes que corregir tu texto para que se
pueda publicar. Tú no eres adivino.”