martes, 15 de enero de 2013

¿Se puede hacer política y periodismo a la vez?

Enrique Aquino

En 1982, el Premio Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, se decía contento por el triunfo del socialismo en España. Apoyó a su amigo Felipe González, el cual, estuvo al frente del gobierno español por más de trece años. El escritor siempre se ha considerado periodista y nunca ha dejado de serlo.

García Márquez decía que el compromiso político del escritor y del periodista tiene que ser de todo aquel que tenga conciencia de los problemas de su país y de este tiempo. Y que el escritor, no necesariamente tiene que ser un experto en política. Sin embargo, eso lo dijo hace más de treinta años, porque los escritores y los periodistas —en aquellos años— eran los únicos que tenían una “audiencia” que les permitía y les permite tener una influencia sobre sus lectores.

El Premio Nobel  de Literatura —como muchos—, se considera falto de vocación política, pero el ser un líder de opinión, y ante los problemas sociales que  América Latina enfrenta, sería un crimen permanecer indiferente ante éstos.

Considera que el ser escritor y político a la vez, no es una imagen doble, si no es una sola, porque al hacer un buen trabajo para una causa y el escribir bien, ya es una forma de hacer política. “La mejor política es la que cada uno hace al realizar bien su propio trabajo”, alguna vez dijo.

Un político que ha hecho un gran trabajo promoviendo la democracia y los derechos humanos, incluso llevando muchos casos —sobre esta materia— a instancias internacionales,  es el columnista y politólogo Sergio Aguayo.  El premio de periodismo José Pagés Llergo, ha hecho toda su actividad política y activismo fuera de un partido. Antes, realizaba estas tareas de una forma tradicional, ahora ya lo hacen también por internet.

Sin embargo, el mundo gira, las cosas cambian. Desde hace unos años —y ahora con más fuerza— ha cobrado más relevancia el periodismo ciudadano. Los mismos ciudadanos son los que reúnen la información, la decodifican, la interpretan y la difunden. Principalmente en internet. El también llamado periodismo 3.0 ha hecho que, los periodistas de a pie o independientes,  puedan influir y crear opinión por medio de sus redes sociales y blogs sin necesidad de pertenecer a un medio tradicional.

Los periodistas ciudadanos tienen sus lectores y su propio ámbito. Muchas veces con más penetración y más poder de influencia que algunos periodistas tradicionales. Pero también ocurre un fenómeno, la mayoría de periodistas son activistas y promotores pro algún partido político, corriente social o movimiento. De esta forma, hacen política de una forma más abierta por medio de la escritura.

Podemos ver cómo algunos columnistas que apoyan a López Obrador, ejemplo: Epigmenio Ibarra, hacen política abiertamente utilizando el periodismo de opinión, género que por naturaleza es parcial y subjetivo. También hay algunos blogueros irresponsables que tergiversan la información en géneros como la noticia, la crónica y el reportaje. Esta minoría son los que han propiciado la crítica de los periodistas conservadores —que envidian esta nueva forma de hace periodismo—, por crear rumores en la red.

En Cuba es Yoani Sánchez —declarada abiertamente antigcastrista— la que con su blog Generación Y, exhibe en crónicas, reportajes y columnas la represión en la que viven los cubanos en la isla. En Twitter, “cuenta su realidad en 140 caracteres” de una forma magistral. Este es un ejemplo claro de cómo el periodismo político es un factor decisivo para el desarrollo social de un país, así como un poderoso instrumento de agitación como propaganda y antipropaganda. Pero al final, lo que hace Yoani es activismo y política.

El gran escritor mexicano Alberto Chimal, es uno de los grandes promotores de la literatura por internet. Lo digo por los que piensan que la escritura digital no tiene calidad. Dice Chimal que no hay confundir el contenido con el envase. De hecho, nos ha contado en vídeos, sus impresiones sobre la microficción y la tuitficción en “Literatura en un tuit”.

En lo personal, hago lo propio para un partido y para una causa que todos conocen. Soy un escritor comprometido. Pero este compromiso lo deben tener todos los que tengan una responsabilidad con las causas sociales, ya que la participación en la política y en las organizaciones de beneficencia es apenas del 5 y 6 por ciento respectivamente, en cambio en la actividad religiosa, es del 23 por ciento.

La forma de hacer política y de hacer periodismo ha cambiado gracias a las nuevas tecnologías. Hay puntas o líderes de opinión, muy importantes en la red, que persuaden y crean un criterio en sus lectores todos los días con sus opiniones. A éstos, ya se les exige participar en política por hábito mental y por su influencia social, lo digo sin exagerar.

 La política se hace con activismo, peticiones, protestas, opiniones y gestiones. La mayoría de internautas ejerce esta activada en red. Muchos hasta utilizan la diplomacia mediante el uso de aplicaciones basadas en internet para conseguir un propósito o simplemente para relacionarse. Ahora bien, dentro del internet, por su naturaleza, el periodismo y la escritura se conjuntan con la política.

Al ser dueños de sus propias herramientas de comunicación digitales, los internautas tienen la libertad de apoyar o exponer sus propias ideas sin tener que seguir la línea de un jefe (como sí la hay en los medios tradicionales). Por lo consiguiente, nuestra generación ha tenido la oportunidad de hacer con más intensidad política y periodismo.

Y solo quienes tiene una visión romántica de la política y del periodismo pueden sorprenderse —o indignarse— de que la red de internet, y especialmente las aplicaciones sociales de la web, hayan producido este cambio y efecto para romper las fronteras espaciales y temporales que determinaban las actividades e interacciones del mundo físico. Si antes ya se hacía periodismo y política a la vez; con el internet, se ha vuelto más popular  y extremadamente importante. 

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