En 1982, el Premio Nobel de literatura, Gabriel García
Márquez, se decía contento por el triunfo del socialismo en España. Apoyó a su
amigo Felipe González, el cual, estuvo al frente del gobierno español por más
de trece años. El escritor siempre se ha considerado periodista y nunca ha
dejado de serlo.
García Márquez decía que el compromiso político del escritor y del periodista tiene que ser de
todo aquel que tenga conciencia de los problemas de su país y de este tiempo. Y
que el escritor, no necesariamente tiene que ser un experto en política. Sin
embargo, eso lo dijo hace más de treinta años, porque los escritores y los
periodistas —en aquellos años— eran los únicos que tenían una “audiencia” que
les permitía y les permite tener una influencia sobre sus lectores.
El Premio Nobel de
Literatura —como muchos—, se considera falto de vocación política, pero el ser
un líder de opinión, y ante los problemas sociales que América Latina enfrenta, sería un crimen
permanecer indiferente ante éstos.
Considera que el ser escritor y político a la vez, no es una
imagen doble, si no es una sola, porque al hacer un buen trabajo para una causa
y el escribir bien, ya es una forma de hacer política. “La mejor política es la
que cada uno hace al realizar bien su propio trabajo”, alguna vez dijo.
Un político que ha hecho un gran trabajo promoviendo la
democracia y los derechos humanos, incluso llevando muchos casos —sobre esta
materia— a instancias internacionales,
es el columnista y politólogo Sergio Aguayo. El premio de periodismo José Pagés Llergo, ha
hecho toda su actividad política y activismo fuera de un partido. Antes,
realizaba estas tareas de una forma tradicional, ahora ya lo hacen también por
internet.
Sin embargo, el mundo gira, las cosas cambian. Desde hace
unos años —y ahora con más fuerza— ha cobrado más relevancia el periodismo ciudadano. Los mismos
ciudadanos son los que reúnen la información, la decodifican, la interpretan y la
difunden. Principalmente en internet. El también llamado periodismo 3.0 ha
hecho que, los periodistas de a pie o
independientes, puedan influir y crear
opinión por medio de sus redes sociales y blogs sin necesidad de pertenecer a
un medio tradicional.
Los periodistas ciudadanos tienen sus lectores y su propio ámbito.
Muchas veces con más penetración y más poder de influencia que algunos
periodistas tradicionales. Pero también ocurre un fenómeno, la mayoría de
periodistas son activistas y promotores pro algún partido político, corriente
social o movimiento. De esta forma, hacen política de una forma más abierta por
medio de la escritura.
Podemos ver cómo algunos columnistas que apoyan a López
Obrador, ejemplo: Epigmenio Ibarra, hacen política abiertamente utilizando el
periodismo de opinión, género que por naturaleza es parcial y subjetivo.
También hay algunos blogueros irresponsables que tergiversan la información en géneros
como la noticia, la crónica y el reportaje. Esta minoría son los que han
propiciado la crítica de los periodistas conservadores —que envidian esta nueva
forma de hace periodismo—, por crear rumores en la red.
En Cuba es Yoani Sánchez —declarada abiertamente antigcastrista—
la que con su blog Generación Y,
exhibe en crónicas, reportajes y columnas la represión en la que viven los
cubanos en la isla. En Twitter, “cuenta su realidad en 140 caracteres” de una
forma magistral. Este es un ejemplo claro de cómo el periodismo político es un factor decisivo para el desarrollo social
de un país, así como un poderoso instrumento de agitación como propaganda y
antipropaganda. Pero al final, lo que hace Yoani es activismo y política.
El gran escritor mexicano Alberto Chimal, es uno de los
grandes promotores de la literatura por internet. Lo digo por los que piensan
que la escritura digital no tiene calidad. Dice Chimal que no hay confundir el
contenido con el envase. De hecho, nos ha contado en vídeos, sus impresiones
sobre la microficción y la tuitficción en “Literatura en un tuit”.
En lo personal, hago lo propio para un partido y para una
causa que todos conocen. Soy un escritor comprometido. Pero este compromiso lo
deben tener todos los que tengan una responsabilidad con las causas sociales,
ya que la participación en la política y en las organizaciones de beneficencia
es apenas del 5 y 6 por ciento respectivamente, en cambio en la actividad
religiosa, es del 23 por ciento.
La forma de hacer política y de hacer periodismo ha cambiado
gracias a las nuevas tecnologías. Hay puntas
o líderes de opinión, muy importantes en la red, que persuaden y crean un
criterio en sus lectores todos los días con sus opiniones. A éstos, ya se les
exige participar en política por hábito mental y por su influencia social, lo
digo sin exagerar.
La política se hace
con activismo, peticiones, protestas, opiniones y gestiones. La mayoría de
internautas ejerce esta activada en red. Muchos hasta utilizan la diplomacia mediante
el uso de aplicaciones basadas en internet para conseguir un propósito o
simplemente para relacionarse. Ahora bien, dentro del internet, por su
naturaleza, el periodismo y la escritura se conjuntan con la política.
Al ser dueños de sus propias herramientas de comunicación
digitales, los internautas tienen la libertad de apoyar o exponer sus propias
ideas sin tener que seguir la línea de un jefe (como sí la hay en los medios
tradicionales). Por lo consiguiente, nuestra generación ha tenido la
oportunidad de hacer con más intensidad política y periodismo.
Y solo quienes tiene una visión romántica de la política y
del periodismo pueden sorprenderse —o indignarse— de que la red de internet, y
especialmente las aplicaciones sociales de la web, hayan producido este cambio
y efecto para romper las fronteras espaciales y temporales que determinaban las
actividades e interacciones del mundo físico. Si antes ya se hacía periodismo y
política a la vez; con el internet, se ha vuelto más popular y extremadamente importante.
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