El otro día, en una
conferencia para una empresa privada, una tuitera me dijo amablemente que me
conocía y seguía en Twitter, que por favor siguiera su cuenta personal y la de
su negocio. Como los tuiteros somos muy quisquillosos, a la mitad del evento,
empecé a leer sus tuits y sus favoritos, me di cuenta que era una persona de
izquierda, le daba RTs a los líderes tutieros más radicales. Y, sin embargo, al
final me agradeció y se expresó con conceptos muy positivos hacia mi persona.
Un joven de Tehuacán, desde hace ya varios meses, me había
invitado a desayunar, por cuestiones de tiempo no se había podido concertar la
cita. Leyendo sus tuits y favoritos, me di cuenta que era un tuitero pro AMLO.
Me dijo que no tuviera miedo, que me tenía respeto y me quería conocer. El día
de ayer, pasé buenas horas con él y su socio hablando de política y de Twitter,
a pesar de las diferencias políticas, encontramos coincidencias.
A veces, incluso, he estado al frente de muchas personas
radicales, como un día que fui a una universidad por el debate de una amiga
como candidata a un cargo de elección popular. Me reconocieron y empezaron a
cuestionarme y a recriminarme sobre Gustavo Díaz Ordaz. Pero al final hasta
terminaron tomándose fotos conmigo y me hicieron una entrevista. Creo que todos
en alguna ocasión nos han ofendido en internet, unos más que otros, por
supuesto; de acuerdo al sapo es la pedrada.
Según las investigaciones de Keith Wilcox, profesor de
marketing de Columbia Business School, las redes sociales hacen que tengamos
una imagen distorsionada de nosotros mismos. La visión que tenemos de nosotros es
más positiva, lo que hace que aumente
nuestra estima, pero al mismo tiempo reduce nuestro autocontrol. O sea que
tenemos un comportamiento similar a los borrachos. Es por eso que muchos arremeten
e insultan con mucha fuerza contra quienes no comparten sus opiniones.
Cada vez que posteamos algo en Twitter o en Facebook,
automáticamente aparecen comentarios como: “eres un hijo de…”; “lo que escribes
es pura basura…”; “eres un maldito negro y gordo —aunque ni te conozcan—“. Por
lo regular, la mayoría son argumentos ad hominem. Pero, difícilmente por
vergüenza o por falta de valor, te lo dirían en público o en persona. Y tal vez
en el fondo te admiren.
Muchos internautas sacan su resentimiento social y sus frustraciones en la red, uno de los
factores es por la falta de autocontrol.
Si partimos que el comportamiento de los usuarios de redes en internet es
similar al de los borrachos, como lo
dice Wilcox, podemos decir que como todo ebrio, hay una etapa donde se tienen
derrames psicológicos propiciados por sus traumas.
Sin embargo, hay gente que no pierde el control ni la
educación en las redes sociales. Esto es por su disciplina, salud y gran fortaleza
mental. También, por sus valores y educación que transportan a la red. Es
importante conocer estos aspectos, ya que de esta forma podemos comprender a
las personas que conscientemente son mal educadas en las redes sociales, no son
más que personas enfermas con poco autocontrol por falta de fortaleza mental.
vete a la verga jajaja
ResponderEliminarQue no tienes otro tema que no sea YOSOY132 y AMLO??
ResponderEliminarNegro, güero, flaco o gordo, lo trascendental es que tu alma está podrida y ese es el castigo que vas a cargar toda tu vida.
ResponderEliminarMe encanta tu post culero en la onda "y si me critican por negro y gordo, me vale"... Imbécil. Eres igual que los demás, eres todo lo que criticas, das asco.
ResponderEliminarMuy interesante :)
ResponderEliminarEstas gorda y te gusta meterte cosas por el ano (100% verdad)
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