La realidad real ya no existe, ha sido reemplazada por la
realidad virtual creada por contenido grafico, audiovisual y escrito que se
publica en las redes sociales. La materia prima aquí, es la “información”.
Pero, en muchas ocasiones, cumple una función esencialmente opuesta.
La realidad digital antes era un depósito de contenido
creado por un único proveedor. Pero desde hace casi nueve años, cuando se
pronunció por primera vez el término Web 2.0 y aparecieron las redes sociales
como se les conoce, el usuario se convirtió en un generador de información
consumible y pasó a ser el protagonista de los foros, portales y páginas que se enriquecen con su punto de
vista.
El lector de noticas antes solo leía, ahora —con los medios
alternativos— lee, opina y también escribe. De esta manera la interacción entre
empresas, periódicos, políticos, artistas y particulares se torna dinámica,
sencilla y cotidiana.
Para el internauta, este fenómeno representa la oportunidad
de relacionarse con quien sea. Revela sus secretos, comenta y opina sin que
nadie se lo pida. Para los expertos en mercadotecnia esto trae una ventaja, la de
conocer a fondo día a día, gustos y hábitos de consumo. Y por supuesto, a muy bajo costo.
Vivimos en una época donde las personas han adoptado a la Web Social y la han convertido en un elemento
imprescindible en su vida. La forma de relacionarnos hoy en día es por las Redes Sociales. La mayor creación tecnológica es la
comunicación en internet, se están conectadas varias personas a través de una
pantalla de PC, celular o tableta.
Hay una frase que se le atribuye al futurista y escritor
estadounidense, Alvin Tofler, pero es de Herbert Gerjuoy, citada por Toffler en
El Shock del Futuro:
Los analfabetos del
siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no
sepan aprender, desaprender y reaprender.
Vivimos en un mundo cambiante, donde continuamente están
apareciendo amenazas y oportunidades. Hay que estar preparados para defenderse
de las primeras y aprovechar las segundas. Ésa es la clave de la supervivencia.
Hay que reinventarse, reiniciarse, desprogramarse… Nos da miedo cambiar porque sabemos lo que
perdemos, pero no sabemos cuánto podemos ganar. En esta época, donde hay
incertidumbre y nuevos retos es necesario aprender,
desaprender y reaprender para ser competitivos.
Los que usamos estas nuevas tecnologías, vemos a bípedos de
carne y hueso, extraviados en un mundo arcaico, como fantasmas que deambulan
por un solo mundo, privados de la libertad y de conocimiento, condenados a
extinguirse sin haber vivido tal vez nunca, otro mundo real paralelo y
fantástico como es el internet.
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