Las autoridades estadounidenses dicen que están horrorizados por la matanza ocurrida el
día de hoy en la escuela de Connecticut. Ya lo había dicho atinadamente el ex
presidente Felipe Calderón después de la masacre en Colorado:
“Por la tragedia de
Aurora, Colorado, el Congreso Americano debe revisar su equivocada legislación
en materia de armas. Nos daña a todos.”
Vía @FelipeCalderon
Se necesita permiso para cierto tipo de armas de fuego, pero
no para escopetas o rifles. Tres cuartas partes de las armas fueron obtenidas
legalmente en asesinatos desde 1982, como en casos de Minnesota, en 2005; en
Colorado, en julio pasado; en Wisconsin, en agosto y en otras tantas.
En este año, había 110 personas asesinadas en matanzas en
EE.UU., hay que agregarle las del día hoy. Tragedias que han ocurrido en
lugares públicos, por asesinos solitarios. Muchos mexicanos se sorprenden, pero
estas cifras son mínimas con las muertes que hemos sufrido en el país.
Los que cometieron estos asesinatos en el país gringo,
tienen problemas psicológicos graves. Está bien, pero cuántos
delincuentes —en México— lanzaron granadas en lugares públicos o asesinaron a
plena luz del día a civiles. Tristemente, aquí también han muerto niños
inocentes.
En tan solo seis años, se han decomisado 137 mil 569 armas a
la delincuencia organizada, la mayoría —por no decir que todas— son armas gringas. Es un grave problema el tráfico
de armas, las organizaciones delictivas de México tienen armamento que proviene
de los EE.UU.
Los estadounidenses nos presionan para acabar y combatir el
tráfico de droga, pero también ellos son el principal país consumidor de drogas
y, también y algo que es peor, son el
principal exportador de armamento para la delincuencia organizada en el mundo.
Por eso, debemos pronunciarnos enfáticamente en unir
esfuerzos en materia de seguridad, pero es necesario cambiar las reglas en
ambos países para la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico.
México ya está haciendo lo propio, pero también EE.UU tiene que cambiar sus
reglas en la obtención de armas de fuego y disminuir su consumo de
estupefacientes entre sus ciudadanos.
Esta es una de las prioridades que tiene México con nuestro
país vecino del norte, tenemos que hacer valer nuestros principios
constitucionales y tradiciones diplomáticas que se habían perdido. De lo
contrario, solo nos queda el refugio de la responsabilidad.
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