jueves, 1 de noviembre de 2012

#YoSoy132, a un paso del terrorismo

Enrique Aquino

La protesta es una forma extrema para persuadir a la gente. Es evidente que el #YoSoy132  tiene como intención producir un cambio por medio de la confrontación entre la sociedad y el movimiento. Son sinceras sus intenciones.

Los grupos de protesta se forman cuando existe un profundo descontento con los programas y políticas de gobierno. ¿Pero cómo  se puede estar en contra de un gobierno que todavía no toma posesión? Es lógico que tengan estereotipos, pues no son capaces de analizar y reflexionar.

Muchos tenemos una idea de nosotros mismos basada en lo que los demás piensan que somos. Para ayudar a su identificación, el #YoSoy132 hizo una mitología. Están convencidos de que los medios de comunicación —en especial  Televisa y Milenio— manipulan la información.

Uno de sus mitos más fuertes es que Enrique Peña Nieto será un presidente impuesto por Televisa. Los miembros de ese movimiento tienen medios de comunicación con los cuáles se identifican: Proceso, Aristegui, La Jornada, etc. Estos periodistas que dejaron el oficio para volverse propagandistas de López Obrador son los más objetivos para ellos.

Los miembros de este movimiento hablan con desprecio de los desertores. Cualquier integrante que rectifique su postura o se desprograme es un traidor. También los que han sido evidenciados como manipulados son ridiculizados por pretender ser lo que no son.

Como todos los grupos de protesta, el #YoSoy132 nació con un tema específico: el que Enrique Peña Nieto no fuera elegido como Presidente de la República. Sin embargo, el fin que los llevó a juntarse y protestar acabó. El grupo perdió interés y el grupo se ha empezado a desintegrar. Es lógico, las protestas temáticas tienen metas a corto plazo.

Por eso es necesario que el #YoSoy132 se declare oficialmente Pejista, de esta forma sería un grupo de protesta con una identidad común en un proceso continuo y a largo plazo. El primero de julio fijaron otra postura, pero ya no tuvieron el mismo éxito porque fueron mal asesorados.

Lo que es cierto es que siempre fue un grupo de choque y confrontación. La comunicación de protesta tiene varios grados.

En el primer grado, los grupos de protesta, buscan producir un diálogo y una discusión con las autoridades o con los que tienen el poder para provocar un cambio. Ellos nunca buscaron esta interacción.

Tratar de ganar simpatía para su causa es el segundo grado. Se usó una propaganda de playeras, carteles y folletos. El eco de sus palabras y acciones lo encontraron en los medios afines a López Obrador. Pero el marketing, lo hicieron en redes sociales.

La resistencia no violenta es el tercer grado, ejemplos típicos son los plantones, sentones y boicots. Sin embargo, demostraciones no violentas provocaron violencia por parte de los mismos integrantes.

Ante la frustración de que sus acciones no tuvieron resultados favorables pasaron al siguiente grado, la confrontación. El propósito de la confrontación es irritar a las autoridades para que éstas reaccionen violentamente. Muchos manifestantes emplean tácticas para empujar a las autoridades a una reacción que ellos llaman represión. Por lo regular la complementan esparciendo rumores en la red de que hay golpeados o muertos. Un ejemplo es lo que pasó en Michoacán.

Finalmente, si no provocan la violencia son ellos los que la inician quemando y secuestrando autobuses, usando huevos como proyectiles o escupiendo a líderes de opinión; actos que son calculados para provocar violencia. Y aunque los manifestantes sean los que provocaron la violencia, la sociedad tiende a considerar a las autoridades como los villanos.

Una característica que ha tenido el #YoSoy132 es el empleo a gran escala de las redes sociales. Las han utilizado de dos maneras: dentro de los límites del movimiento  para llegar hasta sus propios miembros para organizarse y, por otra parte, fuera del mismo para llamar la atención de la ciudadanía y de los medios de comunicación  para su causa.

¿Puede ser positivo el #YoSoy132? A medida que hemos analizado sus métodos, hemos descubierto que tienen una estrategia e incluso un cierto sentido de teatralidad. Sus ideales están lejos de la franqueza, honradez, identificación y de la discusión razonada. No han aportado nada positivo a la sociedad.


Hay que tener en cuenta que sus ideales es lo que repite todo el tiempo Andrés Manuel López Obrador. Muchos de los integrantes del movimiento han sufrido daños psicológicos y poseen una pasión exacerbada. Este movimiento, en un momento dado, puede dar paso al terrorismo, debido quizá a la concentración de poder.

1 comentario:

  1. eres un pendejo aquino! ¿Cuánto te pagan? Dilo, eres un vendido... nunca se habia visto que el presidente electo fuera tan odiado como lo es EPN... Atenco no se olvida!

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