Cuando dijo Peña Nieto en un debate que la televisión no hacía presidentes, tenía razón. Un ejemplo es Marcelo Ebrard, es el político que más ha aparecido en la pantalla chica en los últimos años, pero sigue siendo un personaje débil y gris.
Patrocina a medios alternativos como Sin Embargo Mx; tiene a
su disposición su línea editorial (periódico digital golpeador de la izquierda).
Y a pesar de todo este apoyo y poder que le da ser el jefe del gobierno capitalino,
no es alguien influyente.
Si no le alcanzo para ser candidato de las izquierdas cuando
estaba en su mejor momento, menos le alcanzará después que ya no sea nada. Hoy
vimos en el Senado que Andrés Manuel López Obrador sigue siendo el referente de
la izquierda. Con la estrategia que sea, pero lo es.
La lucha sin duda para la candidatura del 2018 por las
izquierdas —si es que optan por unidad—será entre Miguel Ángel Mancera y Andrés
Manuel López Obrador, veo muy difícil que salga y se posesione por ahí, en un
corto tiempo, otra figura para competir en las próximas elecciones federales.
Por otra parte, vimos otra vez en el Senado el protagonismo y
la sed de reconocimiento del lépero
Fernández Noroña, a quien no le interesa ni entiende de qué se trata la
Reforma Laboral. Ha interpretado erróneamente el pago de siete pesos la hora (dicha
información la vio en un tuit de AMLO el cuatro de septiembre).
También ya es oficial, el CNTE se ha convertido en un grupo
de choque de la izquierda, lo confirmamos en Michoacán, en Oaxaca y hoy en el
Senado—sindicato de maestros, los
cuales, deberían ser el ejemplo de niños y jóvenes—. ¿Qué no deberían de estar
trabajando?
Por último. ¿Se acuerdan cuando Andrés Manuel López Obrador dijo
que Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón habían negociado la Reforma Laboral?
Pues ahora resulta que la izquierda ha hecho alianza con el PAN en el Senado. Las
clásicas acusaciones sin fundamento de AMLO.
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