Por ejemplo, siendo candidato a diputado local por el PRD,
Ruben Escamilla, cometió los delitos de acoso sexual y abuso de autoridad como
delegado de Tláhuac (las imagenes en YouTube fue una contumelia para todos),
ahora es diputado y presidente de la Comisión de Abasto y Distribución de
Alimentos de la ALDF.
Otro caso es el de la ex velocista y hoy senadora, Ana
Gabriela Guevara, que presidirá, por cierto, la nueva Comisión de Asuntos Migratorios.
Ella le debe al fisco 600 mil pesos desde el 2005. Nunca hizo nada por pagar. Un
juez le dicto auto de formal prisión por fraude fiscal, pero por el fuero que
ya tiene desde septiembre, se suspendió el juicio.
Uno de los capítulos más vergonzosos de la política nacional
fue cuando el perredista, Julio César Godoy Toscano, tomó protesta como
diputado federal a pesar de tener una orden de aprehensión en su contra por
presuntos vínculos con el crimen organizado.
Nuestros representantes legislativos deben de ser personas
integras y un ejemplo para la sociedad, pero algunos son todo lo contrario. Y
ni hablemos de su preparación, porque conozco a muchos y a muchas que no saben
ni expresarse.
Desde el punto de vista personal, estoy a favor de que se
elimine el fuero. Hay muchos casos de legisladores y servidores públicos que
han cometido abusos por contar con dicho “privilegio”, desde estacionarse en
doble fila, hasta usarlo como protección para no pisar la cárcel.
El día que se elimine el fuero habrá más trasparecía y no
habrá más impunidad para políticos corruptos —no importa de qué partido sean—. Todos
los mexicanos somos iguales y, por lo tanto, todos debemos cumplir la ley.
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